VARSOVIA Y ALGO MAS

EXPOSICIÓN, DIA 5 DE MAYO A LAS 20:00 HORAS EN EL IES JOAQUIN LOBATO TORRE DEL MAR‏.

El arte, en cualquiera de sus manifestaciones, y sea cual sea la técnica utilizada es, o pretende ser, una forma de conocimiento. Por eso, enfrentarse a una obra artística, a los cuadros de la Factoría Pláxtica en este caso, es fundamentalmente un desafío intelectual.
Los personajes, los objetos y los paisajes urbanos que los enmarcan reproducen el sustrato vital y cultural más conocido y reconocido por el hombre de nuestro tiempo.
Sin embargo, una tras otra todas las piezas de esta obra nos sorprenden: algo paradójico ya que acabamos de decir que lo representado forma parte de nuestra experiencia diaria.
Es así porque la realidad no tiene sentido por sí misma, independiente del ojo que la mira. Es solo una posibilidad que actualizamos con cada mirada. Y más allá del color y la forma, es decir, por encima de lo puramente fenoménico, la mirada interpreta el mundo. El problema es que la rutina y la habitualidad fosilizan en la memoria el modo de percepción convirtiendo en arqueología el vivo devenir de las cosas.
Domi y V.Sáez nos ofrecen un mundo relativizado en el que tiempo y espacio, realidad y ficción se funden en un continuo sin límites definidos. Desarticulada la lógica racional, cada obra es una transversalidad en la que es posible descubrir la mirada sorprendida de las meninas velazqueñas observando, no al pintor, sino al extraño artilugio que de nuevo las inmortaliza como fondo de una foto familiar en un caluroso día playero; tan posible como que una Gioconda de videojuego, convertida en graffiti callejero, esgrima un amenazador lanzagranadas.
No es confusión ni anacronismo. Como no lo es un Obama haciendo campaña (yes we can) ante un público imposible en el espacio de la gran plaza Roja de Moscú. Ajenos cada uno a los demás funcionan como emblemas en nuestro tiempo de realidades vivas pero desaparecidas: no importa su época, son pasado pero son presente, por eso pueden estar amalgamadas sin que represente ninguna contradicción. Al contrario, contemplarlo ayuda a comprender de qué está formada nuestra conciencia.
Un proceso asociativo en el que la ambigüedad cobra carta de naturaleza, y por eso, en una calle de Varsovia pueden convivir Rita Hayworth, Jack Nicholson y unas bombonas de butano. O en las grandes plazas de Varsovia, Cracovia, Berlín o París los personajes de las películas de nuestra vida tienen tanta contundencia en su realidad irreal que nos parece que siempre estuvieron allí o así creemos recordarlo.
Podríamos ir desgranando cuadro a cuadro y en todos hallaríamos una propuesta para acceder a un redescubrimiento, a una visión distinta de lo que nos rodea a través de la mirada creadora de los artistas.
Cada uno, según su experiencia vital, comprenderá de modo diverso esta indagación de la realidad que pretende desengañarnos, es decir, sacarnos del engaño en el que nuestros sentidos adormecidos nos mantienen. Son chispazos que iluminan durante breves segundos nuestra inteligencia haciéndonos ver lo que no veíamos.
De ahí que los iconos seriados que aparecen en los cuadros no debamos considerarlos reiteraciones. Su carácter repetitivo es intencionado: aldabonazos que pretenden resquebrajar la visión acostumbrada del espectador, peldaños hacia una nueva altura que intentan en su insistencia obligarnos a reconsiderar nuestra habitual percepción de la realidad.
En ello reside, a mi modo de ver, la emoción estética que despiertan.
Salvador Montesa Peydro
Profesor de la Universidad de Málaga

2 comentarios:


  1. Son dos magníficos artistas, con estupendas obras.

    FELICITACIONES

    Un abrazo para Domi y Víctor

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  2. Siempre un placer visitar las exposiciones de Víctor y Domi, tan creativas. A ver si podemos ir esta vez.
    Felicidades a ambos.
    Un abrazo.

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